Respetado Presidente, hace mas de cincuenta años que no publico un escrito de opinión en lengua castellana, mas la importancia que otorgo a que mis reflexiones sean suficientemente entendidas por Vd. y contando con la benevolencia de mi querido y valorado Director, al que ruego prevarique positivamente para que en su diario vea la luz, por una vez y sin que sirva de precedente, este artículo en castellano, en aras de de conseguir un punto de inflexión democrática que favorezca la cuestión venezolana.
Desearía que valorase Vd. esta mi descubierta en la lengua castellana, que a sus antepasados impusieron igual que a los mios en esta tierra gallega las huestes castellanas. Le aseguro que los (in)dependientes medios de comunicación de este país, que Vd. conocerá globalmente como España, no publican mis colaboraciones porque no lo hago en castellano ni en mi lengua nativa, el gallego, ortografiada al capricho de un ente político, teniendo que refugiarme en medios de miras mas amplias; me dirá que este artículo está redactado en castellano y podría tener difusión en esos otros medios, pero tengo que expresarle que no solo es la forma lo que censura sino tambien el contenido y tampoco este pasaría el nivel de permisividad. Y que valore también el nivel de complicidad del medio en que escribo, defensor de la literatura y comunicación en gallego, línea editorial que viene manteniendo con suma responsabilidad.
Yendo a lo que interesa, comprendo que el peligro mas inmediato para la revolución bolivariana procede del Imperio del Norte, y que de eso sabe mucho mas Vd. que este humilde comentarista. En definitiva el Imperio está repitiendo estrategias que ya utilizó contra la dictadura comunista de Salvador Allende en Chile (ja) para imponer la democracia de la mano de Pinochet (ja): desabastecimiento, huelga de camioneros, compra de los militares golpistas (guárdese mucho de este camino), bloqueo de exportaciones, congelación de cuentas… Y fue tan independiente con los gobiernos de Estados sudamericanos que en ningún momento tomó medidas, como las que actualmente toma contra Venezuela, ante gobiernos tan respetuosos con la democracia y los derechos humanos como los de Videla y Cia. en Argentina, del propio Pinochet en Chile, los de Paraguay, etc. (jaja). De todos modos, y sin perjuicio de tomar medidas de defensa, también puede mirarse en el espejo de la respetuosa democracia del Imperio cuya policía mata negros sin que se exijan responsabilidades, mantiene la discriminación racial, desestabiliza gobiernos, asesina, etc. y todo ello bajo la bandera del humanitarismo y por un mundo mejor. Claro que también conozco otra democracia, cuyo jefe (corrupto) mandó callar imperiosamente al Sr. Chavez, que puede condenar a un padre porque dio una bofetada correctiva a su hijo y al mismo tiempo absolver a un policía que con un proyectil de goma saltó un ojo a una ciudadana.